Una de las obras de referencia
indiscutible para comprender las relaciones entre cultura y sociedad en la
actualidad es, entre otros, el libro de Frederic Jameson El giro cultural (1999). Este volumen recoge escritos escogidos por
el autor del periodo 1983 – 1998.
(www.dukechronicle.com ) |
El giro cultural recorre trayectos amplios, de la globalización al “fin
de la historia”, del pensamiento sobre las imágenes a las antinomias de la
cultura y las epistemologías contemporáneas, construyendo con ello un mapa
orientativo y desafiante. Según Jameson, la categoría de posmodernidad no es
simplemente una categoría estética, sino una categoría social, refiere la
experiencia de un hiperespacio que ha logrado trascender las capacidades del
cuerpo humano individual para situarse, organizar su entorno inmediato y ubicar
cognoscitivamente su posición en un mundo externo susceptible de cartografiarse
La primera labor que Jameson
emprende es la de proponer cinco rasgos generales que definan la transformación
sociocultural que la postmodernidad implica. Primero, el hecho de tratarse de
una cultura sin unidad, o mejor dicho, cuya unidad reside en la modernidad que
se intenta cuestionar. Segundo, la caída del elitismo hegemónico moderno que se
manifiesta en la erosion de la distinción entre la alta cultura y la cultura
masiva o popular. Tercero, el marco que representa una sociedad del espectáculo
movida por una economía de consumo, como a nivel global viene ocurriendo con
claridad desde mediados del siglo XX. A estos tres rasgos estructurales habría
que incorporar dos mecanismos expresivos transversales: el pastiche, entendido
como síntoma de una heterogeneidad sin norma, como una especie de tendencia a
la “parodia neutra”; y la esquizofrenia como matriz pulsional de un tiempo que
se vive fragmentado en una serie de instantes perpetuos.
Del francés Baudrillard toma
Jameson su punto de arranque teórico, incuestionable hasta el punto de que
Jameson no lo cita cuando resume las cuatro teorías de lo posmoderno más
importantes: posmodernidad como liberación antimoderna (Hassan), proposmodernos
y promodernos (Lyotard), posmodernidad como antimodernidad irresponsable
(Kramer) y antiposmodernidad crítica (Habermas). Este esquema conduce a la conclusión
de que estamos tan dentro de la cultura posmoderna que es imposible su rechazo
inmediato como cualquier celebración fácil sería complaciente y corrupta. Jameson
apuntala aquí su principal pivote argumentativo: no necesitamos rechazos ni
celebraciones sino el postulado de una “transformación cultural general”.
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